La quiero, simplemente la quiero, o exageradamente, o por sentimiento… A veces mi pensamiento egoísta me hace pensar que la quiero porque me quiere, y me lo demuestra cada día, cada minuto, cada momento, y yo lo doy por bienvenido y ya no me atrevo a pensar qué sería de mi sin ella… Sería como un ente perdido, que va deambulando por la vida, en unas noches sin día, donde los oscuros se eternizan y se consumen en la desolación… La quiero, el amor no tiene razones, o las tiene todas, porque es la mejor razón. El amor, siempre la mejor razón...
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