Estoy leyendo “El Ama”, de Gabriel y Galán, y no me resisto a copiarles un trocito de la gracia y el temple que puede tener este tipo de poesía:
"Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
y cantaba en los valles el vaquero,
y cantaban los mozos en las tierras,
y el aguador camino de la fuente,
y el cabrerillo en la pelada cuesta…
¡Y yo también cantaba,
que ella y el campo hicieron me poeta!
…
¡Qué plácido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!”
Lo dicho, me encanta esa poesía…
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