Aprendí a soñar en silencio, a escribir por la noche…
y a practicar los discursos que me parecían precisos e impactantes.
Y apareció la soledad y el espejo…
que fue testigo de todas mis verdades a corazón abierto.
Y recitaba en sueños, y en mis paseos por la luna,
que aún no era mi confidente como ahora,
cantaba al dictado del corazón con un fondo de música de amor.
Siempre pretendía expresar que las personas nunca hablan solas...
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