Y en mi mente un almacén de propósitos…
en desorden total, un puzzle de muchas piezas,
muchas formas para una misma idea y a ver cómo logro el encaje,
que tenga una progresión natural, verídica, fiable.
Puedo hacer todo el programa, estudiarlo casi de memoria
y expresarlo con el titubeo propio del desconcierto ocasional.
Puedo borrar de la mente todo lo escrito minuciosamente,
tanta palabra justa y precisa y oportuna y elegida…
y dejar hablar al corazón, que siempre da sentido y verdad a tanto amor.
Que hable el corazón, él sabe que el amor es su mejor razón…
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