Tiene unos ocho años, es rubito, con melena a su aire. Lleva la camiseta del Barça con el diez de Messi, la pelota también con los colores del mismo equipo. Es de los míos... dribla una farola y, a su sombra, se interna, dispara con su pierna izquierda y marca un golazo a su padre que es el portero improvisado. El niño canta el gol, grita: ¡Gooool de Messi, gol de Messi!, y es feliz, va dando saltos de alegría, y uno piensa y recuerda que también lo hacía bastante bien, pero con la diestra…
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