Me miraba de reojo, amagaba su sonrisa,
no exenta de rubor, casi infantil.
Yo la miraba fijamente...
con placer más que con descaro.
Siempre recuerdo el juego de miradas,
sonrisas, silencios, rubores.
Siempre pienso en aquella niña del pupitre cercano,
la de la trenza alta y mirada dulce.
Me miraba de reojo…
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