Se acabó el verano...
y yo volvía a la playa,
y allí olía tu perfume,
detectaba tu sonrisa,
sentía tu presencia,
como un soplo de sal al sol,
como el aroma inconfundible
que se impregna en el alma
y te acompaña siempre.
Luego volvía a casa,
con mis vacíos...
exultantes de nostalgia,
celebrando los recuerdos.
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