Son un encanto, fieles, entrañables. Así a bote pronto, me vienen a la cabeza, la Lucca, la perrita de mi hijo, el Rex, el nuestro ya fallecido, la Xesca de mi cuñada, el Bobi de mi ahijado… Son una maravilla, devuelven con creces el cariño que puedas darles. Se comportan de forma tan afectiva, que para sí quisieran algunos humanos. Recuerdo también, como no, a la Luna de mi buena amiga argentina, o la muy movida cocker de mi sobrino, o la famosa Blacky de Teresa, también fallecida, el León de mis primas o la Pastora de de mi tío el pastor…
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