Hoy he caminado solo… mi santa tenía qué hacer. He vuelto a los tinglados, me he parado para oler una rosa, allá en una maceta olvidada. Los yates de los ricos, todos, sestean en otras partes, sólo el buque escuela, que parece gustarle el tranquilo puerto. No había peces visibles por el agua agitada y las gaviotas volaban alto... anunciando el mal tiempo.
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