Suelo escuchar con atención a la gente que se explica bien, aquellos políticos de antaño, tan falsos como convincentes en sus formas y dicción… Recuerdo los primeros mítines de nuestra especial democracia, donde me apasionaba escuchar a los portavoces de cada partido, lo que pasa es que llegó un momento en el que todos eran tan humanos, tan justos, tan responsables, tan bondadosos y tan decentes que llegué a la conclusión que era demasiado bonito para ser verdad... Desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón, hay mil ejemplos, se pasa muy fácilmente de la camisa de cuadros al yate y la mansión y el pobre cada vez más pobre, últimamente, por perder, hasta han perdido el bien hablar…
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