Me alegraba el día sólo el hecho de que podía aparecer en cualquier momento, el sentirla, incluso presentirla, poner la imaginación en marcha, vestirla para la ocasión, adelantar su horario, elegir la mejor de sus sonrisas y ver de cerca toda la dulzura de sus ojos y, al abrir los míos… ella, de verdad, real, para goce y deleite de mi alma.
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