Qué bonito es hablar desde el amor,
escribir desde la euforia de la complacencia,
desde la confirmación de unos ojos...
que parecen bailar al compás de los míos.
Qué bonito es sentir el amor compartido,
ver llover en paz desde la misma ventana,
escuchar la música que la brisa conjura...
en las olas del mar o en la pineda cerca de la fuente.
Qué bonito es sentir a dos y ver amanecer tras un café,
en un sueño que se hizo realidad...
desde aquel momento que tomé tu mano.
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