Y pediré que el firmamento no nos deje sin luna,
y no nos prive del placer de observarla...
reflejada en el mar tan cercano.
Y suplicaré que el río no pierda la elegancia del nervio
y que se agencie dos meandros de muy merecido descanso,
antes de llegar al mar…
Y proclamaré que la paz no sea una víctima del miedo
y, ya liberados, circularemos a impulsos...
de nobleza y sano y bello amor.
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