Es de dominio público que en Roma suelen robarte la cartera, el bolso, o lo que pueden, y lo hacen con mil modalidades y con mucha práctica, desde el saludo efusivo exagerado, pasando por las interminables colas para entrar en los recintos, o en el metro o los autobuses, donde fingen mil situaciones para entretenerte y luego actuar. De momento, no nos han cogido nada, y eso que hemos superado la prueba del Vaticano… Pese a todo, maravillosa Roma, única.
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