Cuando era profe en activo, solía llevar a mis alumnos al mercado central. Siempre he considerado esta salida como una gran lección práctica para el conocimiento de los alimentos, a parte del efecto social y comercial e incluso matemático. Recuerdo una alumna que siempre vestía con ropa de marca, al último grito, sobretodo de precio, y no quería sentarse en el suelo, como todos, para recibir las instrucciones sobre el comportamiento a tener en cuenta por las diferentes secciones y lo que tenían que preguntar y aprender. En principio le puse unos papeles de periódico, pero rápidamente pensé en hablar con sus padres para que en la próxima salida cultural, le pusieran una ropa, más acorde con las actividades a realizar. A veces no es fácil hablar con las familias de tus alumnos... algunos piensan que el mundo gira a su alrededor, y no sólo se equivocan sino que perjudican a los que más quieren, a sus propios hijos, que no encajan bien y que parecen venir y vivir en un mundo irreal.
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