Me gusta tu ropa, parece que acaricia tu joven cuerpo,
vas cómoda, tal parece que estuvieras desnuda...
Es aquel pensamiento que siempre he tenido
cuando veo a los típicos muchachos que se acicalan en exceso,
sin saber qué más pintarse y qué más ponerse…
Yo, con perdón, les haría ir como Adán y Eva,
pero sin hoja de parra, nunca hay que esconder la belleza,
sobretodo si es bella y natural, sin ornamentos…
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