Han podado los árboles que rodean nuestro bloque y los estorninos se han quedado sin cobijo, pero los coches podrán aparcar tranquilos sin que les rocíen de excrementos. Hoy, al bajar la basura, he oído algún trino lastimero que venía del río, donde los pequeños alados no tienen suficientes árboles para dormir. Ya se sabe... nunca llueve a gusto de todos, pero todos encuentran alguna solución propicia. Estamos en Roma y acabo de ver un extraordinario vuelo de estorninos, como en Tarragona.
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