Como ejercicio de plástica, le acerqué un espejo y le dije que dibujara lo que estaba viendo. Ella sonrió y se puso manos a la obra... su barbilla prominente la plasmó rápida junto a una cara con mofletes en las mejillas, unos labios carnosos y unos ojos en reserva que serían de todo menos saltones. Terminó su trabajo y me lo entregó con un comentario cómico: “Mi barbilla tiene el aspecto de una barra de pan”, y realmente era así.
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