He descubierto las sombras para poder andar en verano… paseos con árboles, los tinglados del puerto, los muros de contención del río. Siempre observando, claro, hoy me he cruzado con un parejita, unos veinte años, escasos, él hablando por el móvil, ella tecleando con el suyo, él un paso por delante, ella distante, y uno piensa en aquellas manos que se juntan, en aquel banco que espera, en aquella fuente que mana, y como no, en los gorriones en cortejo, como un preludio de belleza y complemento en el campo del amor...
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