Recuerdo los tiempos del café y el cigarrillo... el pitillo era el complemento ideal para todo aquello que entraba por la boca. A veces el café era sólo una excusa para fumar, incluso reparo en el placer del tabaco después del caramelo, con el que intentaba reducir los cigarrillos. Afortunadamente pude eliminar el vicio que me perjudicaba a gran nivel de esclavitud. Me dejó una tos inoportuna y fea y un placer en mi trabajada victoria total...
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