Te pondría unas cerezas por pendientes
para que hagan juego con tus labios,
y luego le pediría al sol unos rayos de luz
para que enciendan tus rojos sugestivos.
Tus ojos verdes, de gata en celo,
exteriorizan la belleza del fruto,
y el conjunto es un rubí...
con atisbos de esmeralda,
brillando en mi alma.
Tus labios cereza, tus ojos verdes…
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