Se fue... y con ella el verano,
la luz, la esperanza, la ilusión.
Le vi una lágrima, me dejó un suspiro,
y un precioso y preciso espacio para las nostalgias.
El olvido pierde el tiempo conmigo,
paseo con el sabor de aquella lágrima,
el alivio tibio de aquel suspiro,
la feliz nostalgia que te presencia...
en mis noches eternas sin luna aparente.
Siempre llega otro verano...
siempre llega otro recuerdo,
siempre llegas puntual,
sin faltar a ninguna cita
que me marcó para siempre...
y me enseñó a desmarcarme de los delirios.
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