Es reconfortante que te hablen...
los recuerdos que abrazaron tu presencia,
aquella butaca, aquel juego de café,
aquel espacio insustituible que formaba parte
...de nuestro entrañable hogar.
Incluso en la soledad aparente,
la voz de los silencios se proclama,
tú siempre me hablas igual,
eres la voz de la prudencia y del sentido,
protección que nunca me cortó las alas,
sin dejar de mirarme con ojos protectores.
Madre, siempre presente... ¡Gracias!
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