Me tenía tan sensibilizado, tan pendiente, tan enamorado que, cuando la miraba, así como a escondidas, me daba la sensación que todo el mundo me observaba y me ponía rojo, como aquel al que han descubierto haciendo alguna imprudencia… Pero la miraba como en un impulso superior a mi y en la contemplación, tan silenciosa y apasionada, ya era muy feliz…
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