Recuerdo mis amores de adolescencia, además con aquella sensación de que me gustaban casi todas y sabía verlas y mirarlas y encontrarles todos los aspectos positivos, además también tenía el convencimiento de que yo no gustaba a nadie y tuvo que pasar algún tiempo, cuando empecé a relacionarme de cerca, para comprender que si que gozaba de más aprecios de los que yo creía. Bien, asumí todas las turbulencias propias de esas tempranas edades…
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