El océano plácido tranquilo, apenas una rosa blanca, tímida, en la vuelta de alguna ola insignificante, no hace nada de frío, ni viento, el ferry, hermoso y acogedor, surca firme de isla a isla, parece que muestra con orgullo las excelencias del entorno, te va acercando y alejando de todo aquello que parece una caja de sueños incontrolados. De isla a isla y tiro porque me toca, quizá en otra ocasión Lanzarote, o La Palma, de la que dicen que es la isla bonita. Veremos si hay salud... pero lo paso muy bien.
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