No era mucho de copiar o hacer chuletas... sólo en la clase de religión, en Magisterio, donde teníamos un profesor que si le copiabas todo al pié de la letra, te ponía un cinco, y si añadías algo de cosecha propia, un seis, pero era un escándalo... muchos no compraban ni el libro y el problema era poder conseguir uno para copiar el día del examen. Hablando de copiar, lo que era un auténtico espectáculo eran los exámenes de Historia, donde las chicas se anotaban fechas y nombres en las piernas y, la verdad, te desconcertaba un poco. Bien, son recuerdos de mi paso por la Escuela Normal del Magisterio de Tarragona...
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