Parece ser que era una actividad propia del siglo XIX... se trataba de pasear sin objetivo observando a las personas, elevado casi a la categoría de arte. En esta época acelerada y en continuo movimiento, donde todos vamos de un lado para otro ensimismados en nuestras múltiples tareas, relaja ver esta costumbre y parece ser muy sano. Suelo hacerlo con frecuencia, de hecho a veces cuento en mis pequeños relatos mis observaciones de las personas, en el bar, paseos, la plaza, el puerto…
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