No sé si es que me adelanté al amanecer,
pero la luna en retirada y el sol precipitado...
se fundieron conmigo y la luz se hizo,
carro y carretero, hombres de gorra y faja,
el pescadero anunciando pescado fresco.
Y en un nada, la niña del cántaro...
nunca un cántaro se meció tan lindo,
nunca el agua se sirvió tan fresca,
nunca una mañana fue tan lúcida,
tan llena, tan hermosa y total…
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