Tu presencia es el sol de mis alivios, sé que estás,
que existes tal cual te soñé y te idealice.
Un día de acierto, en mi soñar habitual, tú estabas allí,
paseando por entre las violetas de la luna,
entre las nubes de algodón y los azules del cielo,
generosos con el mar…
Ahora, después del tiempo que no existe contigo,
te contemplo y eres como una inteligencia en reposo...
que ni se inmuta con el despertar de los amaneceres,
tú eres el amanecer, la razón, la cordura, el alivio,
...y mi ser alcanza la excelencia contigo.
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