Todo en su sitio, más verde, más gente, más verano, otro alcalde más cercano, la playa con gente tostándose, mi casa, la nuestra, con todo a mano y a nuestro gusto, para un convivir que prometía y resultó que sí… Tarragona tiene su aquel, tiene ángel, tiene pueblo, tiene calor y convivencia, y un río, ahora seco, y un puerto de pescadores, un bosque cercano y un mar donde se mira el cielo y lo azulea.
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