En mi regalo, voy a envolver la luz de tu mejor ilusión,
y me haré el olvidadizo...
y lo colocaré en lo más recóndito del árbol navideño,
y me comportaré con la naturalidad habitual,
y te hablaré de la crisis galopante que atraviesa el país,
incluso, como un mal político, de esos que tanto abundan,
te haré un inciso de eso de apretarse el cinturón…
y al final, tus ojos me compensarán con creces,
como lo hacen siempre… sonriendo angelical.
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