Recuerdo el primer amor, o el segundo, o el tercero.
Recuerdo aquellos tiempos de cuando era casi un niño
y los amores eran frecuentes.
Recuerdo aquel amor que crees que será el definitivo,
aquella sensación del tú o nadie, tú o nada,
tan propia de la adolescencia.
Recuerdo, como no, los impactos de cada sueño,
y sobretodo cuando, por fin, despertó feliz
...y se hizo real el mejor de los sueños.
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