La luna grande en el lago y el toro enamorado.
La luna llena en el mar y nosotros en la terraza,
tras un cava catalán y escuchando un saxo,
esta vez cercano, de un grave miel romero, profundo.
Una brisa suave nos besa los besos de las flores,
son aromas de paz y de buen gusto,
el placer del amor asentado en la belleza del tiempo,
del espacio y de la verdad… y la luna por testigo fiel.
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