La vi salir del agua...
parecía que al líquido elemento le costaba separarse de ella,
se deslizaba en delicia por su cuerpo,
le goteaba el lóbulo izquierdo de su oreja y el lazo derecho del biquini.
La vi resurgir como un encanto del romero,
como una musa del cielo con flechas de azúcar,
como una flor con guitarra para acompañar el canto de los ruiseñores,
como aquel nenúfar que será cobijo de mi alma al sol,
soñando en ser rana encantada y con príncipe azul…
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