En el patio del colegio unas niñas bailan con la música de un transistor, ensayan, se entregan… Parece que el objetivo es ofrecerme un recital, lo acepto, y lo hacen bien, unas mejor que otras, pero procuro no herir sensibilidades, mi elogio espontáneo, casi inconsciente, va para una pequeñaja gordita que se ha esforzado mucho, la más artista me mira comprensiva… Es la hora del patio, la añoro.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada