Vamos a soñar en un diciembre sin congelar,
y en su defecto, unas calles vacías...
en las noches blancas.
Todos con hogar, con amor y paz... y pan,
y escuchando músicas de campanas
que llaman al desorden de los sentimientos
para que abracen sin medida
y todos los besos que no dimos
circulen ahora con toda impunidad…
¡Soñar cuesta tan poco!
...y hacerlo realidad no debería ser tan difícil.
¿No creen?
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