A veces no sé qué pensar, preciosa,
no sé si vestirme de truhán y calavera
de la noche del neón explícito,
o de señor pulcro de capa y bombín.
Me desconciertas...
no sé muy bien si actúas
por los escenarios equivocados,
o quieres profundizar en mi ofuscación
para ver mis límites.
Lo cierto es que te veo y a veces no me veo…
pero nunca, nunca te olvido.
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