Que no caigan en saco roto los suspiros sinceros
que se le escapan a la niña,
en el peñasco de aquella playa de invierno,
a la que no dejan tranquila las desatadas euforias etílicas.
Ella ama la soledad de las nostalgias,
los paseos cuando el sol iba aflojando,
y la caricia de las pequeñas olas en los pies, eran un placer.
Los suspiros sinceros tienen vida propia, resuenan nítidos…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada