Me resisto a ser un árbol al que se le caen las hojas,
o como un río cercano al mar dispuesto a fenecer.
No me dispongo a viajar sin equipaje...
pese a las bolsas que ya se forman debajo de mis ojos.
No, no quiero dar descanso a lo cansino,
pues se cansa y paraliza y el árbol se queda sin primavera,
el río sin agua y el viajero sin buen destino…
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