La lluvia moja el banco,
y alguna hoja se pega…
es una sensación de azote.
Nuestro banco sin ti, solo, casi triste,
mirando la fuente cercana
con gotas que le saltan
en bailes punzantes.
Se aproxima un paraguas,
y tu debajo, y el banco se alegra,
y yo con otro paraguas
pienso que con uno...
habría de sobras.
Te lo cuento, sonríes,
y luego saludamos al banco.
Volveremos con el sol
y las ranas croarán como aplauso
a los pajarillos que trinan al verte.
Y te cogeré la mano
y se acabará el mundo,
¿o es que empieza ahora?
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