Descanso a la sombra de una vieja barca,
pies en la arena, vista bebiendo azules hasta el horizonte.
Por el camino, ya saben, rosas blancas flotando,
almas de marineros que mandan mensajes...
con aromas de amor y sal.
La playa, siempre un remanso de paz,
donde las olas teclean los pianos de las almas nobles
y la melodía envuelve los sueños.
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