Interrogantes en tu carita de porcelana,
y yo un cúmulo de respuestas precipitadas.
Tú preguntas, casi sin querer,
y yo respondo sin control por cada poro,
cual surtidor de verdades que maduró el tiempo
y se volatilizan en suspiros...
No me fundo, siempre espero una próxima mirada.
Me miras, respondo, todo parece automático y tierno…
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