Hoteles, apartamentos, cámpings, barracas turísticas… Parece que ya renace la Semana Santa, hay un gran movimiento, la gente sale de las grandes ciudades, las carreteras y los aeropuertos se ven inundados, ya con números de antes de la pandemia. Algunos ya se frotan las manos, otros al menos ya se atreven a abrir sus establecimientos. El caso es que, después de tantas vacas flacas, sueñan vientos de muy buena esperanza, que así sea y así se cumpla…
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