Cada vez que me mira, no es un acoso,
es un aplomo, es una afinidad…
que clama y proclama el consenso.
Cada vez que tomo consciència de su estar,
certifico que estoy en el sitio correcto,
donde quiero estar…
Cada vez que la observo a mi lado,
a mi paso, con todos los equilibrios intactos,
las manos con tus manos,
mis manos me cuentan que en las suyas
han encontrado el mejor aplomo,
el aplauso ideal y perfecto...
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