Niños, con sus capacidades para fertilizar, regar, cultivar... en la antesala del desarrollo natural, progresivo y sistemático que es la educación. Un niño que te baña con su felicidad, te contamina de movimiento, te ilusiona con sus sueños, que irán cambiando a medida que vaya creciendo, unos por conseguidos, otros por imposibles. Un niño que te centra, te capacita, te aúpa, te responsabiliza, te bendice y purifica... con su inocencia infantil. Un niño, niños, incluso Jesús pidió que se le acercaran, por algo sería… Toda mi vida profesional con ellos, gracias.
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