Mi casa me recibe con abrazo de bienvenida, Teresa y yo entramos con sonrisa de buena complicidad, nuestro piso huele a hogar y a orden, las butacas automáticas casi crujen de contento, nuestras orquídeas hermosean sus flores como acto de afecto… Aquí se huele buena paz, con todo en su sitio y a punto, abro un poco las ventanas, pronto saldrá la luna y yo estaré allí, como siempre...
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