He leído una de aquellas frases que me encantan: "Te espero en el sueño de siempre, no llegues tarde"... Y uno piensa en aquellas primeras citas, en el banco bajo la encina, en la fuente que lanzaba sus albricias, calmando mi emoción en la espera. Y uno piensa en la delicia que me suponía verte llegar, con aquella seguridad de saber que habías elegido el buen destino. Tiene magia la espera cuando no la invade la desesperación de la ausencia, es aquello de que, a veces, la ilusión de la esperanza incluso puede superar alguna realidad posterior… pero no siempre.
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