A merced del viento, del frío y del mar,
la gaviota vuela, va contracorriente, parece que se para,
se paraliza cual colibrí aleteando,
para succionar su flor en forma de tulipán alargado,
luego planea... pero no contra el viento,
da la impresión que da la vuelta al puerto
para acercarse al río Francolí...
a resguardarse entre las cañas y el muro de piedra.
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