Nunca tuve un amor en cada puerto,
ni incluso en el tiempo en el que me gustaban casi todas,
yo más bien era de los que pensaba en ti a todas horas…
ya podía ser atractivo el puerto, la plaza, la fiesta.
Tú llegaste a mi alma de improvisto, sin avisar,
y te instalaste en ella, como la que llega para quedarse…
Y tú allí, como si nada, como si todo, y yo contigo,
viendo en ti cada puerto, cada plaza, cada fiesta, siempre única…
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